viernes, 26 de agosto de 2011


Entrada a Basilica de los hermanos de Diócesis Foraneas que recibieron su Crucifijo el 30 de Julio 2011 

Calusura General Ciclo 2010-2011


Panorama del atrio de Basilica de Guadalupe, en la Clausura General ciclo 2010-2011

viernes, 12 de agosto de 2011

39º aniversario del Equipo Laico al Servicio de la Pastoral


Homilía del Emmo. Sr. Cardenal D. Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, en el 39º aniversario del Equipo Laico al Servicio de la Pastoral (24 de julio 2011).  

Muy queridos hermanos y hermanas, fieles laicos de Cristo Jesús, quiero agradecer de todo corazón el trabajo que Escuela de Pastoral en cada uno de ustedes realiza en nuestra Arquidiócesis, su testimonio y su acción evangelizadora  en cada una de nuestras parroquias es indispensable. 

Muy queridos hermanos, sacerdotes, la escena de la primera lectura está dominada por el modelo ideal del hombre sabio, modelo que Jesús propondrá, sobre todo en dos de las Parábolas que acabamos de escuchar.

Salomón es el tipo ideal del hombre sabio, del gobernante sabio; no pidió riquezas, no pidió ejércitos, sino pidió sabiduría para que Dios le concediera gobernar bien a su pueblo; la sabiduría de corazón, ciertamente tiene el aspecto moral, para distinguir entre el bien y el mal, pero va mucho más allá: la sabiduría abarca todos los aspectos de la vida hasta tal punto que se puede decir que no es tener un conocimiento enciclopédico, sino encontrarle sentido a la propia vida. Sólo el que tiene la Sabiduría de Dios puede explicar todo aquello que le sucede. El saber discernir y juzgar, para poder elegir los verdaderos valores esenciales de la vida, deben ser la característica del discípulo, del misionero de Jesús. Este es el mensaje de las dos mini parábolas que hoy acabamos de escuchar: El tesoro perdido y la perla preciosa evocan en la imaginación popular algo fabuloso, de valor inestimable, para obtenerlos es necesario decidirse a vender, a dejar todo cuanto se tiene para poseer aquel tesoro, para comprar aquella perla preciosa. La Sabiduría que Jesús propone consiste en descubrir y decidirse  por el reino de Dios que Él viene anunciando, es más, la verdadera Sabiduría es Cristo Jesús, y Él se propone como el verdadero Camino, cómo la Verdad, cómo la Vida, el que lo descubre y se decide a vivirlo, habrá encontrado un verdadero tesoro, habrá, sí, dejado todo, pero habrá comprado la perla preciosa, que llenará su vida de alegría, de paz, de esperanza. 

Yo se que para la mayoría de ustedes la Palabra de Dios es alimento no de cada domingo sino de todos los días, y no es un alimento sólo para ustedes sino que saben compartir esa Palabra de Dios con toda su familia, con sus vecinos, y que cada día crece más el número de miembros de Escuela de Pastoral, que se reúnen, si, cada ocho días, pero a diario saben que tienen en su vida la Palabra de Dios; tienen al mismo Cristo en su existencia quien es el que les va dando sentido a todo lo que hacen. Llama la atención que en las dos parábolas el tesoro está oculto, en el primer caso en el campo, en el segundo, la perla está con muchas otras joyas, así es el Reino. El Reino de Dios se nos presenta en medio de mil propuestas. Entonces poco a poco, ustedes con esa Sabiduría que el Señor les concede van descubriendo los valores verdaderos que sostienen su persona, su familia; que les abre puertas de esperanza en su trabajo; ese tesoro, sí, está escondido porque se presenta en medio de una gran confusión para muchos de ustedes, porque han tenido experiencias amargas, pero saben muy bien dónde encontrar la Palabra de Dios, saben dónde encontrar la Eucaristía, saben dónde encontrar a Jesús en su sagrario, y allí, de rodillas, encuentran la verdadera iluminación, la verdadera Luz, el verdadero Camino, el verdadero Pan que nos sostiene. La Fe, la Sabiduría, el Reino, son verdaderos tesoros, valen más que cualquier otra cosa; vale la pena venderlo todo y encontrar aquello. 

El próximo domingo también es una fecha importante, se cumplen nueve años que su santidad Juan Pablo II vino para canonizar al beato Juan Diego. Juan Diego un día le pidió al Obispo Zumárraga el honor de poder dedicarse por completo al servicio de “su muchachita”, obteniendo el permiso y como dijo Jesucristo, lo dejó todo. Él tenía terrenos, casas y todo lo dejó y se vino a vivir a la pequeña ermita y allí evangelizaba día tras día, y muchos acudían a él para que por medio de él, la Señora del Cielo les concediera buenas cosechas, les concediera buen temporal; él se puso como intercesor y él oraba continuamente por todas aquellas personas que se acercaban a la ermita, pero siempre a todos les comentaba cómo había sucedido, que es lo que había cambiado su vida, porque él continuaba estudiando el catecismo. En su vida se había realizado un encuentro maravilloso con la Señora del Cielo y a través de la Señora del Cielo encontró a Jesucristo, nuestro Señor, y para él, esa fue la verdadera Sabiduría, y continuamente propagada por todas partes, sobre todo allí en la ermita, aquello que el Señor había hecho en su vida. San Juan Diego continuamente intercede por nosotros, todos podemos acudir a él para pedir eso que él encontró, la verdadera Sabiduría que es Cristo Jesús, a través de nuestra Madre Santísima, la Virgen de Guadalupe. 

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Ayudar a mi comunidad por medio de la Escuela de Pastoral. Hija, Esposa, Hermana, Amiga, soy muy cariñosa, suelo ser en ocaciones protectora, imaginativa e intuitiva, cautelosa cuando hace falta. Me gusta estar en casa, ir al campo, en general la vida familiar y la convivencia con los amigos.