martes, 29 de septiembre de 2009


Piensa que estás en una rueda de prensa, frente a toda la gente que conoces: tus compañeros de trabajo, de escuela, de bailes y fiestas; los amigos de tus papás y hasta tus suegros.
Todos presentes para escuchar tus respuestas a los reporteros.
Contestas sin dudar a una y mil preguntas acerca de tus proyectos, gustos y pasatiempos, hasta que de repente un reportero levanta la mano y te pregunta directamente: – Perdone, ¿Usted realmente es católico? La pregunta te cae como una cubetada de agua fría, empiezas a tartamudear y te quedas pensando.
Has dudado porque sabes que lo que respondas te comprometerá ante todos los presentes, que no son sólo tus mejores amigos, tus padres y maestros, que defienden y comparten tus creencias; sino que también te oirán aquéllos con los que tienes fama de "liberal, moderno y progresista", aquellos que no creen en Dios y con los que nunca has tenido el valor de hablar abiertamente de tu fe.
Sabes que si te declaras católico de una manera pública, tendrás que luego demostrar con tus acciones que eres realmente un seguidor de Jesucristo.
Sabes que corres el riesgo de que, los que no saben lo que es realmente el cristianismo, te cataloguen como una persona mocha, aburrida y cerrada.
Los católicos no podemos seguir escondiendo lo que creemos y ocultando en quién confiamos.
Es hora de asumir un compromiso personal y firme con nuestra fe, que todo mundo se entere que creemos en Jesucristo como nuestro Salvador y que para nosotros es un honor y una gran responsabilidad ser llamados católicos.
Si a ti no te da pena que se entere el mundo que eres un discípulo y seguidor de Jesucristo, te invitamos a que vayas donde vayas, lleves contigo la bandera de tu fe.

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Ayudar a mi comunidad por medio de la Escuela de Pastoral. Hija, Esposa, Hermana, Amiga, soy muy cariñosa, suelo ser en ocaciones protectora, imaginativa e intuitiva, cautelosa cuando hace falta. Me gusta estar en casa, ir al campo, en general la vida familiar y la convivencia con los amigos.